Mi nombre es Nancy Nieto Ruiz, nací el 06 de octubre de 1988, me encanta mi fecha de cumpleaños. Nací y crecí en un maravilloso pueblo del estado de Oaxaca, Putla de Guerrero, siempre he pensado que tenemos el mejor clima del mundo. A continuación, voy a describir mi maravillosa vida; desde el primer segundo de mi existencia fui una hija planeada y amada por mis padres, la tercera de cuatro hijos, mis hermanos mayores… dos maravillosos seres humanos y la pequeña, mi hermanita. Mamá dice que desde que nací, fui una bebé muy tranquila y sana, a la hora de mi nacimiento no cause gran trabajo, bastaron solo unas horas de labor de parto para llegar a este increíble mundo, ella estaba feliz con mi existencia. Crecí rodeada de amor y cariño, mi niñez fue sin duda una maravillosa etapa, mi abuelita que ahora me cuida desde el cielo, nos consentía a mis hermanos y a mí, tengo los mejores recuerdos de las aventuras que pasábamos a su lado.
Recuerdo con mucho cariño a mis maestras de prescolar, muy dedicadas y pacientes, Fui una alumna muy quieta y jamás causé problemas, participaba en los bailables que organizaban porque me gustaba mucho bailar. Cuando entre a la primaria, al realizar mi examen de diagnóstico, recuerdo que me fue muy bien, pues tenia una mamá muy dedicada que me ponía a hacer mis tareas; transcurrieron seis largos años de primaria, en los cuales fui una niña que, aunque no obtenía la máxima calificación en los exámenes, siempre fui muy responsable y cumplía con todas mis tareas, además que en todos los años participaba en bailables, sin duda alguna la primaria también fue una etapa muy bonita de mi vida.
Dicen que la adolescencia es complicada para algunos, por dicha no fue mi caso, mi grupo de amigos los perduré los tres años, pasamos buenos ratos y divertidas aventuras, claro, siempre responsable, aunque me consideraba un poco inteligente en la primaria, sentí lo contrario en la secundaria, aunque mis notas en el examen no eran las mejores, si cumplía con todas mis tareas y trabajos, lo que me favorecía en no tener calificaciones tan bajas. Nunca fui buena para algún deporte y siempre me iba mal cuando intentaba practicar alguno, por ello, los deportes dejaron de interesarme, mala decisión. Esta etapa transcurrió muy tranquila, pero feliz.
Cuando curse el bachillerato no fue la excepción, las cosas no mejoraron académicamente, pero siempre mantuve el comportamiento, una señorita muy tranquila, mi grupo de amigas se redujo a cuatro, todos éramos muy responsables, mi vocación siempre fue ser maestra de primaria, por ello mi meta era ingresar a la escuela normal de mi comunidad, me prepare para aprobar el examen de admisión, sin embargo no lo aprobé, me decepcioné mucho pues algunos de mis compañeros que no querían ser maestros, si lograron entran, pero la vida es así, fue culpa mía obviamente. Al recibir la noticia de que no logré ingresar, me fui como segunda opción, a estudiar la Licenciatura en Administración de empresas en la ciudad de Tlaxiaco, una carrera muy bonita, sin embargo, muy ofertada. Estudié por cuatro años y medio, me gustó mucho pues la mayoría de los docentes eran muy dedicados y activos y siempre nos mantenían interesados en todas las asignaturas. Al finalizar mi carrera, la opción de titularme la hice a un lado, pues mi sorpresa fue que me convertiría en madre de dos increíbles y maravillosas niñas, ahora mi prioridad seria cuidar de mi familia. Mis planes de vida cambiaron completamente, pues soñaba con ir a la ciudad a ejercer mi profesión, trabajar algunos años, viajar y después formar una familia, sin embargo, las cosas no pasan como las planeamos, pero ahora me sentía la mujer mas feliz del mundo, pues tenia una maravillosa familia que cuidar, tenia que procurar un hogar muy feliz para mis hijas, y por supuesto que lo tuve. Tenia una vida casi perfecta, una casa pequeña pero acogedora, donde papá trabajaba en casa mientras las niñas jugaban en el patio con la mascota que queríamos como un hijo más y mamá cocinaba y los miraba por la ventana, como salía en las películas americanas, todo era felicidad por varios años, visitábamos a mis padres y tenia la dicha de compartir con ellos momentos que atesoro en mi corazón, mi madre cocinaba nuestras comidas favoritas para el almuerzo y para la comida las idas al rio no podían faltar, teníamos una vida feliz, yo tenia dos grandiosas familias, una que compartía con mis padres y mis hermanos, y otra que yo formé. Así transcurrieron varios años, pero como dicen que la felicidad no dura para siempre y que no todo puede ser perfecto, un accidente de mi hermano mayor, un ser humano asombroso, muy especial, nos robó la felicidad y alegría, ahora él está con Dios, y nosotros tuvimos que aprender a vivir sin él, los primeros meses fueron duros, pero el tiempo lo cura todo y salimos adelante. Tenia una pareja en la cual reconfortarme, pasaron un par de años y todo seguía bonito, me sentía muy dichosa por lo que en pareja habíamos logrado, el ya no tener la preocupación de asegurarles un patrimonio a nuestras hijas, pues con nuestro esfuerzo y a nuestros pocos años juntos, ya teníamos una casa y un patrimonio para ellas, ahora solo nos enfocaríamos en viajar los cuatro en nuestro carrito viejo con nuestra mascota; pero como la vida o el destino inexplicablemente nos cambia los planes, la familia que formé se terminó, a principio fue muy duro, pero siempre me he sentido una mujer afortunada, salí adelante. Se vinieron un sin fin de problemas en diferentes aspectos, no podía creer que, de tener una vida casi perfecta ahora estuviera pasando unos meses tan complicados. Mamá y papá son los mejores padres, siempre me han sostenido con fuerzas, y jamás me han dejado sola, ellos sabían cuánto quería yo ser maestra, y viendo en la situación en la que me encontraba ahora, me motivaron a presentar examen e intentar ingresar en la escuela normal, a principio me pareció una locura, pues no concebía en mi mente como una señora de 35 años, con un par de hijas de 13 años, podía estudiar una carrera a estas alturas de su vida, sin embargo como actualmente la edad ya no es una limitante para ingresar, me decidí a hacerlo. Cuando vine a solicitar una ficha, no tuve el valor de entrar personalmente y le pedí a mi hermana que por favor hiciera el trámite por mí, cuando salió con mi ficha en mano, me comentó: me dijo la secretaria que otras mas grandes que tú entraron, eso me dio algo de valor para continuar. El día en que vine a presentar el examen, tenia mucha pena, pues era evidente que todos eran más jóvenes que yo. Me fue muy bien y logré ingresar, ahí me decidí a intentarlo, ahora me encuentro cursando el primer año, sé que no será fácil, pero mientras mamá y papá estén conmigo, todo lo puedo lograr.
Preparándome en esta escuela, pretendo adquirir todos los conocimientos necesarios para llegar a ser en un futuro una muy buena maestra, para formar niños capaces de lograr cosas maravillosas para ellos y para el mundo.
Al redacta esta autobiografía, no puedo dejar de analizar y sentirme tan afortunada de la vida que he tenido, que, aunque siempre hay obstáculos que se presentan, hay que afrontarlos con la mejor actitud, que está en nosotros salir triunfantes de cada situación, que hay que ser optimistas y verle el lado bueno a cada cosa y sobre todo, que nunca es tarde para lograr algo que hemos deseado y que no hay motivos para desistir, que si no podemos de alguna manera, siempre existe una solución.
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